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— Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Esto dice el Señor Dios:

Tienes corazón altanero,
y dices: “Yo soy un dios
instalado en morada divina,
allí en el corazón del mar”.
Pero sólo eres un hombre, no Dios,
aunque hayas puesto tu corazón
a la altura del corazón de los dioses.
¡Te crees más sabio que Daniel,
ningún enigma se te oculta!
Tu sabiduría y talento te enriquecieron,
acumulaste tesoros de oro y plata;

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